Ayer por la tarde estuve ordenando el horario de la universidad, que realmente es de lo más lioso que existe. Qué costaría poner los días con sus horas y sus asignaturas. Claro, les costaría mucho ponerlo más inteligible y más sencillo, porque a veces lo más fácil es ponerlo que no haya quien lo entienda. En otro orden de cosas, hay que ver como están las optativas, más difíciles de encajar que un elefante en un barril de whisky, claro que todo depende de como sea el barril o el elefante. De todas formas uno se vuelve majara cuando tiene que compaginar horarios de optativas con asignaturas obligatorias y es como hacer un puzzle de muchas piezas y no morir en el intento. Después de haber aprendido tantas cosas en la universidad durante un curso no nos han enseñado lo más elemental: aprender a ordenar lo que los cabeza pensantes de la facultad ponen como horarios de asignaturas que muchas veces existe la imposibilidad de impartir. Acordémonos que en cualquier caso los horarios y las asignaturas pueden sufrir alteraciones o bajas, y claro, no te quejes que es peor, cuando tu ya has elegido y que de golpe un cabeza pensante de esos te diga que tu optativa se ha esfumado o la han borrado del mapa por falta de quorum o de ganas que es lo más habitual en estos casos. En fin que todo esto es un cacao mental previo a lo que se nos avecina. Todo un curso cargado de buenas intenciones con asignaturas que hay que atender y por encima de todo aprobar.
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