
Nubes de algodón, lluvia de plata, copos de avena blanca, todo esto para decir que el tiempo va a cambiar, que una borrasca de gran profundidad está situada en el Atlántico para hacernos la puñeta un poco más. La meteorología es un misterio, nunca se sabe por donde van a salir los tiros, si va a llover en Antequera o va a nevar en Viladecavalls, esto por poner un ejemplo, y es que las altas presiones son tan altas que muchas veces he llegado a pensar si venían de las altas esferas, y las bajas presiones que nos llenan de mal tiempo también deben de ser de alguien que nos quiere mal y por eso las gotas de lluvia podrían asemejarse a las lágrimas de dolor o tristeza de la gente cuando está angustiada porque las cosas no funcionan. La nieve, sin embargo, tiene más pinta de confeti festivo e igual sirve para que todos estemos más alegres y risueños. También aquí las nubes juegan un papel importante, podrían ser, como no, los apósitos o gasas de algodón que curan las heridas, las grandes heridas del alma, esas, esas no se curan con efectos meteorológicos, o sí...
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