
Puede que el mundo desconocido de estas tierras me aguarde alguna que otra sorpresa. Lo que no esperaba es el ensayo de una boda tipo, si, señor. Si la pareja de acogedores de Ignasi y Carla eran realmente acogedores, ya la sargento Spielberg era otra cosa. Di más idas y venidas por la iglesia como nunca había hecho. Soy partidario de los símbolos y además sé que forman parte de nuestros ritos cristianos y muchas veces, la mayoría de ellas, tienen un porqué, como el del leccionario que está en la otra punta de la iglesia y que hay que llevarlo en procesión. Lo que ya no me simboliza nada es la premura con la que la sargento va dando sus normas. Sé que en el fondo es puro protocolo y formulismo y claro, hasta ahí, podría hasta estar bien, pero creo que en ciertos detalles que vi me di cuenta de que eran exagerados incluso fuera de lugar. Acabé sintiéndome Matusalén cuando me invitaron a seguir y a perseguir a la pareja recién casada como si fuera el cobrador del frac, un cambista de soles o un taxi de los de la zona. La verdad es que he tenido la suerte de tener la familia peruana que tengo pues después de todas las idas y venidas del ensayo, todavía les quedaban ganas de sonreír y pasárselo bien. Así debe ser. Y cuidado con llegar tarde que igual se nos casa la sargento. Nota: He corregido la palabra ceviche que había escrito con b y parece ser que es con v.
No hay comentarios:
Publicar un comentario