viernes, 23 de enero de 2009

La noche del fénomeno...


La noche del ciclón era una noche cerrada. No había ni una estrella, todo eran nubarrones negros que ni incluso podían verse en un cielo tan oscuro y cerrado. Las previsiones eran que venía muy fuerte, un elemento metereológico completamente anormal e ilógico por estos lares. Pero, parece ser, que alguien desde no se sabe donde lo habría soltado y zás: nos lo había traído. Quién nos puede tener tanta tirria y tanto odio para mandarnos una cosa así. No sabía que teníamos enemigos. Qué inocente yo, pensando que estábamos en la tierra prometida y resulta que estábamos donde no debíamos y en el momento más inoportuno. Así pues pensábamos que lo mejor era protegernos del enemigo. Sabíamos que cuando pasara el fenómeno algunos más que otros estaríamos embobados mirando qué era aquello y alguno que otro saldría escaldado según donde estuviera esa noche. Recomendaban que la gente no saliera de sus casas, pero claro, nadie cayó en que era viernes y que muchos tienen esa curiosa manera de vivir la noche que es salir por ahi con sus amigos. Pues bueno allá ellos con su conciencia. Ah, por si el ciclón viene por aquí, le estaré esperando para cuando baje la guardia y no esté vigilante; entonces lo meteré en un baul.

No hay comentarios:

Publicar un comentario