
Pensamientos que surgen de la nada. Basta mirar al cielo una noche de estrellas. No hace falta ser astrónomo ni saberse las constelaciones de memoria. Basta solo con mirar, mirar la nada, mirar el infinito. Doblar la linea divisoria de la mirada y así obtener calma y paz. No se necesita nada más. A veces uno cree que estamos ahí solo para caminar día y noche tras metas que a veces parecen inalcanzables. Si solo fuera eso nunca llegaríamos a buen puerto; no habría lugar para la meditación, para la tolerancia, para el pensamiento de la nada. La contemplación es esencial en este mundo de constante movimiento; de guerras, de rencillas, de crisis económicas y recesiones sin tregua alguna. Necesitamos hacer un alto en el camino. Necesitamos mirar al cielo una noche estrellada y descubrir siempre mucho más allá de las estrellas. Descubrir que aunque somos pequeños ante tanto universo nuestra grandeza reside en manifestar la contemplación, la meditación y abrirnos a los pensamientos de la nada...
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