miércoles, 18 de febrero de 2009

Un, dos, tres, apuntes, fuera...


Esta vida está llena de cosas maravillosas, pero también se ha inventado un sistema para adquirir conocimientos que es realmente interesante. Algunos dicen que no es aconsejable. Que hay que pensar más y escribir menos. Me refiero naturalmente a los apuntes. Los famosos apuntes de toda la vida. Los que antes se hacían a mano y con el tiempo, las nuevas tecnologías y una caligrafía infame, tipo letra de médico, lo ha suplido el ordenador, que precisamente debiera servir para eso, para ordenar; otra cosa es que a veces nos desordene un poco las cosas y tengamos líos y otras miserias. Así que apuntando, apuntando, todo lo apuntable. Solo falta que pongamos el número de pie del conferenciante para tener unos apuntes como Dios manda. Creo que los apuntes deben ser lo más escuetos posible, pero con el concepto bien aclarado, que siempre que busquemos algo en ellos lo encontremos sin dilación. Creo que es fundamental hoy en día saber tomar unos buenos apuntes. Y si no que se lo digan al de la cáscara del teatro que siempre está apuntando a todo perro pichichi...

No hay comentarios:

Publicar un comentario